
por Heather Summerhill
Puede que nuestros escasos logros en materia educativa tengan su génesis en algunas ideas tan equivocadas como ampliamente compartidas y difundidas, sobre todo en las últimas discusiones y lecturas que de pedagogía y educación se hacen en virtud de la contingencia de que son objeto. ¿Qué es pedagogía? Y ¿Qué es educación? Son interrogantes que humildemente intentare clarificar, mas en ningún caso resolver puesto que en rigor no es una sola cosa cada una.
Cada vez que escucho a algún político o ciudadano común hablar de pedagogía, me es inevitable sentir un leve calorcito en la garganta, una especie de nausea momentánea y es que la sociedad siente un impulso incontrolable siempre de dar su opinión sobre la mala calidad de la educación y de lo ineficaz de la pedagogía, como si se tratara del embarazo prematuro de la sobrina del tío rico, pero de medicina o derecho, o ingeniería o arquitectura nadie se atreve a arrojar la primera piedra, y es que en estas materias no se tiene la “autoridad”, bueno, de todas formas hace mucho tiempo ya perdí las esperanzas de escuchar al micrero hablar de derecho público o de reformas tributarias. Como sea tanta ignorancia sobre un tema tan delicado y complejo me tiene un poco histérica, y no es que crea que posea yo la verdad absoluta en algún ganglio especial de mi cuerpecito, pero tampoco puedo obviar, asique, a modo de tapabocas, aquí va…
Gente, la pedagogía no es una disciplina homogénea, no posee un solo significado sino muchos, y su estatuto epistemológico aun no esta claro, lo que se traduce en ambigüedad, oscuridad y vacios, muchos vacios.
No obstante lo anterior se reconoce su carácter disciplinario y como disciplina no puede (aunque en muchos lugares así es entendida) quedar reducida a la didáctica o “ciencia de la dirección del aprendizaje”. Este es un punto fundamental, ya que a diferencia de otras disciplinas la pedagogía ha quedado muchas veces reducida a un campo pragmático que la sesga indiscriminadamente lo que de alguna manera a su vez, justifica el afán de los educadores por centrar el objeto de estudio en la didáctica (Didáctica entendida como la praxis educativa y no como una sarta de juegos y estrategias para hacer una clase más entretenida, por favor no perder el norte!), a su epistemología, a su campo de acción, etc. Es usualmente abordada entonces como una disciplina tecnológica del ámbito educativo destinada en cierto modo a la práctica de las herramientas proporcionadas por la teoría científica. Solución?; una diferenciación de la disciplina como tal, independencia y autovalencia, y un espacio para la filosofía de la educación que justifique los procedimientos teóricos sobre los que descansa la pedagogía, esto la posicionaría entonces como una ciencia autónoma y autovalente por la consistencia que esta visión le otorgue. Es esta carencia la que explica las tremendas deficiencias en materia educativa: falta de investigación, espíritu critico y filosófico docente.
Entendemos a la pedagogía entonces como un saber sobre, desde y en la educación. Un saber que es además polisémico (existen distintas formas de verlo, de explicar la educación) controversial y paradigmático (meta discurso; lo que se dice de la educación a partir de la experiencia)
En el concepto de educación nos topamos con una especie de dicotomía ya que es posible diferenciar entre: educare; guiar, orientar, formar criar, alimentar, etc., es decir educar como una idea de instrucción y educcere; extraer, sacar de adentro hacia afuera, dar a luz, es decir educar como una idea de socializar, Kant se habría referido a esto como educación como condicionamiento y disciplina, y formación espiritual.
La educación se debate entre la socialización y la instrucción, surge la problemática también de la disciplina, y la forma de aterrizar esto a la actualidad es lo que debiesen responder las preguntas porque educar, y es posible educar?.
En relación a la primera se ha tendido a aplicar políticas económicas y contratistas en la educación a partir de la gestión de proyectos educativos y micro planificaciones que responden a una misión y una visión.
Y respecto de la segunda interrogante sobre si es posible educar no existe evidencia empírica que sustente la educabilidad.
Finalmente en la actualidad se reconocen problemáticas o temas educativos circunscritos a la realidad escolar actual que por lo limitada, poco inclusiva, prejuiciosa, discriminadora e impositiva han significado el fracaso de la pedagogía contemporánea.
Termino este artículo señalando la realidad en que vivimos que empuja a cambios masivos, mecánicos y prácticos, segregados a mecanismos político-económicos que por su carácter, desatan crisis, querámoslo o no, si en su momento el brote del terror que esta nueva conformación mundial provoco, tuvo lugar en la fábrica, hoy lo es en la escuela.