This is a corner for all of those who freely and without any pressure from political groups want a truly democratic university... a PUCV where the majority makes the decisions, not political groups that manipulate support.

jueves, 8 de abril de 2010

El después

Es difícil definir ese después que viene de un encuentro importante en donde se entregaron energías sensaciones, cariños y en donde la palabra te quiero o te amo estuvo ausente. Y no por egoísmo. Es que sólo no venía al caso. Es que sólo era experimentar y ver qué pasaba.

El después en una pareja enamorada puede ser la consolidación de su relación. El después de unos amantes puede ser la satisfacción de estar juntos y nada más. El después de unos desconocidos puede ser diferente para cada uno de ellos. El después también puede significar reconciliación, conquista; engaño, alegría o definitivamente frustración si no hay entrega plena.

El después de estos desconocidos fue con cariño y ternura. Con la distancia necesaria para no engañar al otro, pero tampoco para incomodarlo. Fue a veces demasiado cercano. En que ella quiso decir más cosas, pero hay límites. El límite vino desde el principio. Desde el primer tímido beso.

De alguna forma esperaba que esa persona que respondió a sus caricias en ese tugurio de la V región. La asaltara. De alguna forma se había imaginado que la esperaría con un beso que le quitaría el aliento. Pero hubo duda. Ella misma se plantó porque esta vez no quería tomar la iniciativa. Quería ser conquistada en su propio terreno. Pero el desconocido no venía con esa bandera y hubo límite. Ese límite lo trató de sortear durante el transcurso de la visita. Cómo acercarse nuevamente. Qué hacer ante tal desconcierto. Entonces todo fue más bien cordial. Paso a paso. Pisando con cuidado.

Había juego de miradas. La duda se sembró por todas partes y la noche avanzaba. Debería ella de nuevo tomar la iniciativa. Y aquí quizás es en donde se genera la molestia. Desea que la alcancen pero para qué... y luego se dice “sólo para ese momento sin proyección alguna”. No puede dar ni pedir proyección es sólo vivir esos momentos. Pero vivirlos con la pasión que la vida te pueda dar. Entonces, aunque suene duro, se dice que no es lo que busca. Ya hubo antes alguien parecido. Pero no puede comparar, debe dar crédito a su propio riesgo. Al que él esté allí y se haya dado también una oportunidad. La oportunidad de estar ante esta desconocida.

Ella pone un tema que connotará y dará vuelta la situación. Es un recurso fácil. Lo medita, pero no quiere más distancia. Quiere colocar un puente y ayudarlo a pasar. Ella tiene una pared que a veces puede ser difícil de trepar para quien no la conoce. Por eso no duda en dar pistas y entregar más miguitas para que encuentren el camino. Y lo hallan.

Allí están besándose. Acariciándose. Tocándose a más no poder. Volcando esa energía por días reprimida. Qué imaginaron cada uno de ellos para ese encuentro. Mirada, beso, abrazo, caricia, deseo, roce, beso abrazo... Manos que no paran de tocarse y explorarse. Quejido. Bocas que se encuentran. De pronto en ella aparece la duda de nuevo y él es perceptivo y lentamente se detiene. Ante esa reacción ella se siente protegida y la contradicción a todo lo anterior aparece.

Se sintió querida en ese instante. La estaban cuidando y a ese accionar le dio un valor inmenso. Hace tiempo que no la cuidaban así. Quería agradecerle en ese instante, pero ese desconocido cómo lo tomaría. Ese gesto le dio la certeza que esperaba. De que debía seguir porque estaba ante alguien que iba a cuidarla en esos momentos. Que trataría en lo posible de no herirla. Así la distancia, las dudas del primer beso se disiparon.

Beso, abrazo, caricia, roce. Manos que no dejan de tocarse y apretarse. El uno quiere estar junto al otro. Dentro del otro. La música cumple su papel. Esta canción la siente suya “esa inconstancia no es algo heroico es más bien algo enfermo”. Sí se siente inconstante. Absolutamente contradictoria. Absolutamente espectadora. Pero se concentra lo lleva a esa habitación que guarda recuerdo buenos y malos. Un lugar que quiere renovar y limpiar. Un lugar que quiere sanar.

Beso, abrazo, ropa que se saca (a veces con dificultad). Cuerpos que se sienten. Piel con piel. Se aprietan. Traspaso de fluidos. Manos que no paran de tocarse. Piernas que envuelven al otro. Que lo atrapan y él se deja atrapar para entrar y quedarse allí por varios minutos disfrutando de cada “centímetro de su cuerpo”, como le diría en el después.

La escena se repetiría en varias ocasiones de diferentes formas, con diferente intensidad. De mañana en el después, la ternura apareció y ambos se besaron de nuevo, se sintieron mejor. Lo hicieron de nuevo y así abrazados se quedaron dormidos. Sin hacerse daño.

La despedida tampoco fue triste. Ni alegre. Quedaba mucho por decir. Pero bueno aquí aparece el límite... hasta dónde llegar. Las dudas. Las luces de alerta. El cuándo huir y si es necesario huir. El no querer compromisos pero existe la contradicción de buscarse. De decir no te vayas aún. El que ninguno quiera declarar nada para no importunar al otro. Para no precipitarse.

Han sorteado el después inmediato. Hay cierta incertidumbre en el ambiente. El no saber si entregar más o quedarse allí. A la espera. A los otros después...

Y Melero canta

No puedo asegurarte nada.

Apenas mi intención.

No conozco mi destino y el tiempo no se detendra hoy.

Buenas noches. No es sólo otro beso. No es el adios.

Hasta pronto hasta luego buenas noches.

Compartir en Facebook

El futuro se fue (?)

Notable. El caballero lo explica muy bien